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Artistas tras los modelos de redes neuronales: el efecto de la IA en la economía de los creadores

04/01/2024

El impacto de la IA en la industria de la música y las regulaciones

La gestión de la IA en el campo de las artes crea un debate apasionante. La escena musical se distingue especialmente porque la gran mayoría de la música grabada durante las últimas cinco décadas están controladas por unas pocas compañías discográficas.

Pero no todas

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. La música derivada emerge a partir de material previamente existente para crear una versión innovadora o una grabación acústica. Esta situación ha dado lugar a una ambigüedad legítima, en tanto en cuanto que la composición inicial frecuentemente está también defendida por derechos de autor. La IA demanda audio de alta calidad, en la medida de que la excelencia final del producto está íntimamente ligado al nivel de la entrada.

Conflicto de derechos de autor y la IA

Descontento con la formación de IA generativa utilizando la música de sus artistas, en abril de 2023, Universal Music Group suscitó un conflicto por propiedad intelectual para eliminar la canción “Heart on My Sleeve” que supuestamente fue diseñada por la IA para sonar similar tanto a Drake como a The Weeknd.

El dilema antes planteado respecto a la legitimidad de la entrada es relevante también en lo que concierne a imágenes y textos manipulados por la IA. La principal diferencia está en la disponibilidad de datos de entrada para entrenar el sistema IA. MidJourney y GPT fueron formados en imágenes y textos que mayoritariamente se utilizaron sin el permiso de sus respectivos autores. En ese proceso, algunos derechos de autor pueden haber sido infringidos. Recientemente, la compañía Stability AI fue llevada a juicio por Getty Images, el proveedor de fotografías de archivo, que intenta prevenir la venta de su sistema generador de imágenes basado en IA en el Reino Unido y Estados Unidos. A finales de 2022, tres artistas formaron un caso demandando a múltiples plataformas de IA generativa basándose en la utilización ilegal de sus obras originales por parte de la IA.

Un marco legal desafiado por la IA

¿Podría argumentarse que, al pasar el input original a través del oscuro proceso de la red neuronal, el resultado final podría no parecerse a la entrada y, por tanto, no estar sujeto a cargos por violación de derechos de autor? No necesariamente.

La IA ha intensificado un marco legal que ya era complicado hace décadas. Un caso extremo relevante para la discusión actual es el problemático enfrentamiento legal del rapero Vanilla Ice con la banda Queen y el cantante David Bowie. El famoso riff de “Ice Ice baby” (1990) se parecía sospechosamente al de “Under Pressure” de Queen, pero con una sutil variación; Vanilla incorporó una nota adicional. Fue una decisión astuta que podría haber permitido defender su autoría en juicio. Sin embargo, el cantante optó por desembolsar 4 millones de dólares por los derechos de la canción. Esto se debió a que el proceso legal para definir si esa nota adicional lo eximía de la infracción de derechos de autor podría haber supuesto un gasto aún mayor.

IA generativa y la Economía Creativa

Posteriormente, Vanilla Ice explicó que el muestreo es un estado de ánimo, lo cual es verídico. Rap, por su naturaleza, hace del licenciamiento un terreno propicio en el negocio de la música. Sin embargo, la IA generativa ha bajado el nivel de entrada al muestreo. Por lo tanto, la generación de miles de melodías en un abrir y cerrar de ojos requeriría a su vez, miles de nuevas oficinas de licencias. Indudablemente, estos organismos tendrían mucho trabajo porque la música generativa ha descubierto recientemente un uso muy interesante, aunque complicado de disfrutar.

Ese es el ritmo constante de la Economía Creativa, en donde blogueros, streamers, entre otros, necesitan música de fondo para acompañar su contenido, la cual debe ser generada bajo demanda mediante un conjunto de parámetros determinado. Deben recibir recompensas por este contenido que es alojado en plataformas con reglas rígidas en torno a los derechos de autor.

La necesidad de música autorizada para la IA generativa

Lo anterior brinda una oportunidad para músicos humanos aportar a la IA con su propio contenido. Crear música de diversos géneros, tonalidades y estados de ánimo que legalmente pueden ser ingresados en la incierta red neuronal es un trabajo que los músicos pueden emprender para apoyar sus respectivos esfuerzos artísticos. El flujo de efectivo producido por el consumo de obras legalizadas de IA por parte de la Economía Creativa puede contribuir a mantener a las familias (he escuchado historias reales sobre esto) y permitir que algunos músicos amateur se introduzcan en el ámbito profesional.

Por otro lado, los intentos por cuantificar la participación humana en la creación de las obras finales pueden llevar a una burocracia interminable. Este enfoque es poco práctico e irracional pues implica intentar rastrear y comprobar el toque humano en algo creado por una máquina. Al menos, es lo que solemos pensar. Sin embargo, paradójicamente, estamos otorgando un dominio notable a las máquinas. Esto se debe a que, si hubiera una porción demostrable de intervención humana en las obras finales, es probable que las máquinas desearían interpelar a los humanos: ¿pero quién creó el resto? La máquina sería plena partícipe de la obra musical y su legítimo coautor.

El enfoque más razonable es considerar que la IA es una herramienta utilizable por los humanos en beneficio de la industria y la sociedad. La mejor y única forma para valorar el toque humano es evitar cualquier contenido sin licencia que se introduzca en la IA generativa. Indudablemente, esta herramienta será un beneficio para la Economía Creativa, pero aún está pendiente la interrogante de si lo mismo podría ser proclamado respecto a los artistas humanos.

Una oportunidad para los artistas en Europa

Ironicamente, los artistas europeos podrían tener más chances de obtener beneficios, dado que las regulaciones en Europa son más estrictas y limitantes. Aunque en el pasado, este enfoque no rindió muchos frutos, ahora podría beneficiar a los músicos al generar ingresos por regalías a partir de las contribuciones a la IA.

Así pues, el futuro de toda esta emergente industria depende de cómo enfrentamos la incierta red de la IA; ¿La consideramos coautor y tratamos de evaluar su aporte en las obras finales, o la usamos como una herramienta útil y alimentamos con inputs autorizados?

Vanilla Ice eligió licenciar la entrada de su incierta red. Ahora, ya no importa si fueron Vanilla Ice o Queen quienes compusieron el simple pero genial riff de bajo, o si una nota adicional resolvió el problema. Ya no importa, porque ambas versiones ahora pertenecen a Vanilla Ice, en un trato que el mismo se refirió como el mejor que jamás hizo

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