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Ética y Tecnología: ¿Requiere la IA un Conductor al Volante?

29/12/2023

Síntesis: El progreso en la tecnología de Inteligencia Artificial conversacional demanda encontrar un equilibrio delicado que promueva la innovación sin dejar de lado la mitigación de potenciales repercusiones dañinas.

El encanto de la Inteligencia Artificial conversacional

La introducción de ChatGPT-3 ha generado un asombroso grado de interés, acumulando más de 100 millones de usuarios activos mensuales.

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Tanto usuarios comunes como las organizaciones valoran cómo los avances en términos de Inteligencia Artificial conversacional tienen el potencial de transformar radicalmente todos los aspectos de nuestra interacción personal y profesional. La implementación avanzada de aprendizaje profundo de ChatGPT-3 genera diálogos persuasivos similares a los humanos con asombrosos resultados. Recientemente, ChatGPT-3 pasó tanto el Examen de licencia médica de Estados Unidos como un examen de posgrado de una de las escuelas de negocios más prestigiosas.

El potencial económico de la Inteligencia Artificial conversacional es inmenso, tanto es así que Microsoft ha invertido 10 mil millones de dólares en Open AI para acelerar las aplicaciones comerciales de ChatGPT-3. Microsoft intenta «supercharge» sus productos con las habilidades conversacionales de ChatGPT-3.

Excitación desmesurada

Pero deberíamos detenernos un momento antes de permitir que una tecnología tan revolucionaria nos supere. A pesar de su potencial firme, ChatGPT-3 todavía está en sus primeras etapas de desarrollo y, de hecho, presenta varios problemas. Nuestro entusiasmo podría ser prematuro. Sin análisis adecuados, una adopción desmedida de la Inteligencia Artificial conversacional sin regulaciones o una supervisión humana podría desviarnos hacia un mundo distópico, tal como lo anticipó el escritor inglés Aldous Huxley. Una dependencia excesiva de la tecnología sin comprender sus impactos socioeconómicos puede traer consigo graves consecuencias no deseadas, como la educación, la inclusión y la justicia.

En última instancia, si bien ChatGPT-3 representa un avance, sus habilidades «cognitivas» están basadas en datasets previamente existentes, con sesgos incorporados que pueden intensificarse y causar un sinnúmero de daños potenciales. ChatGPT-3 tiene un «lado oscuro» que debería ser causa de preocupación y motivo suficiente para pulsar el botón de pausa antes de continuar con la propagación de tan crucial tecnología.

¿Un riesgo o una oportunidad?

Es crucial equilibrar los riesgos asociados con la implementación de la Inteligencia Artificial conversacional y sus posibles oportunidades. Si se conduce de manera pensada, con una efectiva regulación de la IA que mantenga un enfoque basado en riesgos y una supervisión sólida, los beneficios potenciales de la Inteligencia Artificial conversacional pueden ser realizados. Debería ser implementada como una asociación enfocada en el ser humano con aplicaciones de Inteligencia Artificial conversacional que enriquezcan la experiencia laboral. Como todas las innovaciones previas, la IA tiene el potencial de generar la necesidad de nuevas habilidades y hacer que ciertos trabajos sean más gratificantes.

¿Cuál es el rol del legislador?

La democratización de las tecnologías de Inteligencia Artificial implica que las autoridades públicas deben asumir un rol activo en la regulación de su uso. Los miedos asociados con las innovaciones disruptivas son reales. A pesar de su destreza, la Inteligencia Artificial aún depende de los humanos para su utilización y control. Efectivamente, debe haber un comandante al timón, sólo que aún no estamos seguros acerca de cuál debería ser el rumbo correcto. Existe un impulso creciente hacia una regulación completa de la IA, particularmente el plan legislativo de la Unión Europea respecto a la Inteligencia Artificial. Con la posibilidad de adopción masiva de la Inteligencia Artificial conversacional, como ChatGPT-3, está creciendo el ímpetu para una gobernanza y regulación más estrictas en la UE para asegurar la implementación de medidas que prohíban la implementación específica de la Inteligencia Artificial conversacional que se considera que viola los derechos humanos fundamentales.

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